En una retrospectiva es fundamental aprender a usar dos tipos de “gafas”. No hablamos de las reales, sino de la forma de ver la situación. Debemos usar:
- Gafas de cerca: Para los momentos de introspección, cuando compartes tu propia visión de lo ocurrido.
- Gafas de lejos: Para la puesta en común y la toma de decisiones en equipo.
Puede sonar sencillo, pero en la práctica es complicado separar lo que nos afecta a nivel personal de lo que afecta al grupo. Es como pasar de unas gafas monofocales a unas bifocales: al principio, puede ser más fácil tener dos juegos de gafas y decidir conscientemente cuándo usar cada una. Con el tiempo, el cambio se vuelve natural y, sin darnos cuenta, combinamos ambas visiones y hasta podemos pasar a unas gafas progresivas.
¿Cómo ponerse las gafas de lejos?
Todos nacemos con “las gafas de cerca” puestas: nuestra visión natural se centra en nosotros mismos, y es normal ser un poco egoístas. Sin embargo, desarrollar la empatía y la capacidad de ver el panorama desde el punto de vista del otro es fundamental en cualquier equipo.
Para aprender a ver con las “gafas de lejos”, primero debes imaginar que eres la otra persona. Tómate un momento para intentar ponerte en sus zapatos. Pregúntate: ¿cómo se siente en esta situación? ¿Qué le preocupa? ¿Qué desafíos enfrenta desde su perspectiva? Este ejercicio te ayudará a apreciar las emociones y necesidades de los demás sin que tus propias experiencias interfieran.
Es importante entender que, al principio, este proceso puede resultar forzado o poco natural, ya que requiere que dejes a un lado tu visión personal. Pero con la práctica, comenzarás a notar que te resulta más fácil conectar con el sentir del otro, lo que te permitirá combinar ambas perspectivas de forma más fluida.
Recuerda que se trata de ampliar tu mirada para ver el panorama completo. Al combinar la visión individual con la global, lograrás identificar mejor los puntos fuertes y las áreas de mejora, facilitando así la búsqueda de soluciones que beneficien a todos. Con el tiempo, este cambio de perspectiva se volverá casi automático, como si usaras unas gafas progresivas que te permiten alternar sin esfuerzo entre lo personal y lo colectivo.
Si logras entenderla, tendrás la capacidad de ponerte sus gafas y las tuyas al mismo tiempo, lo que te abrirá a una nueva forma de ver la situación. Esta nueva mirada, más completa y global, te permitirá identificar cómo puedes ayudar a mejorar la situación de manera que ambos ganéis.
Para que os hagáis una mejor idea de a lo que me refiero, os traigo algunos ejemplos.
Un equipo de marketing con estrategias enfrentadas
- Visión individual 1: La persona encargada de redes sociales cree que para mejorar el engagement es mejor aumentar la frecuencia de publicaciones y apostar por contenido dinámico.
- Visión individual 2: El responsable de branding piensa que demasiadas publicaciones saturan a la audiencia y diluyen la identidad de la marca, por lo que prefiere menos publicaciones pero con contenido más elaborado.
- Visión grupal: Al compartir sus puntos de vista, el equipo se da cuenta de que ambas ideas tienen mérito. Deciden probar una estrategia mixta: aumentar la frecuencia de publicaciones, pero cuidando que en momentos clave se entregue contenido más trabajado.
Un equipo de desarrollo entre deuda técnica y nuevas funcionalidades
- Visión individual 1: Un desarrollador argumenta que deben enfocarse en reducir la deuda técnica y mejorar la estabilidad del código.
- Visión individual 2: El Product Owner insiste en que el mercado exige nuevas funcionalidades, y que arreglar errores sin novedades no aporta valor inmediato.
- Visión grupal: Tras analizar datos y recibir feedback de clientes, el equipo se da cuenta de que la deuda técnica está causando errores críticos. Deciden, a corto plazo, estabilizar el sistema y, una vez controlado, retomar el desarrollo de nuevas funciones.
Un equipo de diseño decidiendo entre un MVP o una versión completa
- Visión individual 1: Un diseñador cree que la experiencia de usuario debe ser impecable antes del lanzamiento y prefiere esperar hasta que todos los detalles estén pulidos.
- Visión individual 2: El gerente de producto considera que es mejor lanzar un MVP lo antes posible para obtener feedback real y mejorar sobre la marcha.
- Visión grupal: Después de analizar riesgos y beneficios, el equipo opta por lanzar una versión básica para validar el interés del mercado, con un roadmap para mejorar el diseño en iteraciones posteriores.
Reflexión final
Aprender a usar las “gafas de cerca” y las “gafas de lejos” es esencial para lograr un equilibrio entre el interés individual y el colectivo. Esta habilidad te permite ver la situación de forma completa y, al final, encontrar soluciones que beneficien a todos.
Y tú, ¿cómo logras combinar tu visión personal con la del equipo?
Me encantaría leer tus reflexiones, experiencias y cualquier consejo que quieras compartir en los comentarios. ¡Tu feedback es muy valioso!
Si encuentras útil este enfoque, no dudes en compartirlo con tus colegas o en tus redes sociales. ¡Hagamos que las retrospectivas sean más efectivas para todos!